Última actualización: febrero 23, 2022
Muchas mamás se angustian cuando su producción de leche parece pobre o inexistente. Se preguntan: «Si no me sale leche materna, ¿ qué estoy haciendo mal ?». Hay muchas razones por las cuales produces poca o ninguna leche para tu bebé, pero no es porque hayas hecho algo mal. Hay variados motivos fisiológicos, emocionales y de mal manejo de la lactancia que pueden causar hipogalactia, es decir, baja producción de leche materna. En este artículo te explicamos qué podría estar sucediendo y cómo subsanar el problema.
Tu bebé llora cada vez que lo pones al pecho, porque se queda con hambre; aprietas tus pezones y ves que sale muy poca leche. Piensas: «¿por qué no puedo producir mas leche materna si estoy sana?». Tampoco quieres recurrir a las fórmulas comerciales, porque conoces los beneficios de la leche materna para el bebé.
Lo primero es consultar a tu pediatra de confianza. Él podrá evaluar tus rutinas de lactancia y darte algunas recomendaciones. Como verás más adelante, muchas veces es suficiente con modificar la forma como amamantas para que se incremente tu producción de leche.
En otros casos, sin embargo, será necesario que el médico también evalúe otros aspectos, como los que se mencionan a continuación.
La hipogalactia es un problema multifactorial. Puede ser causada por enfermedades de la madre, cirugías, ciertos medicamentos e incluso el estado emocional.
Otros factores que pueden afectar tu producción de leche son: la mastitis, la ingestión de ciertos fármacos; la desnutrición antes, durante y después del embarazo. Conocer la causa es el primer paso para resolver tu problema de lactancia.
Según sea la causa que te lleva a pensar «¿por qué no me sale leche materna?», en algunos casos habrá estrategias para incrementarla y, en otros, tal vez sea necesario alimentar al bebé con fórmulas.
Si tu médico considera que el problema es tu rutina de lactancia, esto es fácil de resolver. En especial cuando eres mamá primeriza, es normal que te cueste un poco encontrar la técnica de lactancia más adecuada. En ese caso, toma en consideración las siguientes recomendaciones:
No olvides informar a tu pediatra acerca de cuáles medicamentos estás tomando. Él te dirá si necesitas suspenderlos o de qué manera tomarlos para que no afecten la lactancia.
Desde que supiste que estabas embarazada, tus amigas, tu familia, tu médico, deben haberte dicho que la lactancia materna es lo mejor para ti y para tu bebé. Y es cierto, los beneficios de la leche materna son innumerables, como verás a continuación.
La leche materna le proporciona al bebé:
Estos beneficios son suficientes para insistir en la lactancia materna.
También tú te verás beneficiada al amamantar, de diversas maneras.
Ayuda a bajar de peso. Para producir leche materna, tu cuerpo utiliza sus reservas de grasa. Así, si engordaste mucho durante el embarazo, amamantar te ayudará a perder esos kilos.
Contribuye al equilibrio emocional. Cuando das de mamar a tu bebé, tu cuerpo produce hormonas como la oxitocina, que es un antidepresivo natural.
Disminuye el riesgo de enfermedades tales como diabetes, obesidad, osteoporosis, cáncer de mama y de ovarios.
Por otra parte, te permite ahorrar dinero y tiempo. Las fórmulas lácteas para bebés son costosas. Y el tiempo que ahorras al no lavar teteros puedes usarlo para descansar.
Vistos los beneficios de la leche materna, para ti y para tu bebé, la lactancia materna es siempre la mejor opción. Si tienes dudas o sientes que no produces suficiente leche, no vaciles en consultar a tu médico de confianza.
Sobre todo, no te angusties. Si, por cualquier causa te preguntas «¿por qué no me sale leche materna?», tu pediatra te ayudará a encontrar el por qué y te dará el ánimo suficiente para que sigas intentándolo. Llegado el momento en que no puedes amamantar a tu bebé porque definitivamente has probado y probado y no tienes suficiente leche podrás reemplazarla con una buena fórmula láctea. No te preocupes, no eres menos mamá por no poder dar de mamar, lo más importante es que tú y tu bebé estén bien y felices.
Trata de alimentarte de manera balanceada, descansar lo más posible, caminar y mantenerte bien hidratada. Todo ello contribuye a que tu cuerpo funcione de la mejor manera.
Lo primero es consultar con tu médico, quien deberá evaluar las posibles causas de tu escasa producción de leche materna. Según sea la causa, te indicará qué puedes hacer.
Una dieta balanceada, con proteínas de buena calidad, carbohidratos complejos, frutas y vegetales, contribuirá con una mayor producción de leche materna.
Si la madre no sufre de ninguna condición de salud que le impida producir leche, puede tratar de amamantar con mayor frecuencia y alternar las mamas en la misma toma, entre otras estrategias.